La mega muestra volvió a abrir sus puertas al público. Un repaso por las etapas que marcaron al parque y la construcción de los sentidos producidos en torno a la cultura y la ciencia. Como coronación de los festejos por el Bicentenario de la Revolución de Mayo, se creó en el 2011 Tecnópolis, una mega muestra que pensó a la ciencia, la tecnología, la educación y la cultura como ejes prioritarios en el camino hacia la soberanía nacional. La trascendencia cultural y social que adquirió la convirtió en la más importante de América Latina y en un legado para las generaciones futuras.

A lo largo de estos diez años, el parque pasó por una serie de transformaciones del espacio público que implicaron nuevas concepciones sobre el acto colectivo de compartir y distintas formas de pensar la ciencia y la cultura. A partir de la toma de decisiones, en donde confluyen diversos actores y procesos, se establecen prioridades y modos de actuar frente a determinadas cuestiones, en este caso, la ciencia y la tecnología. Es por eso que podemos identificar tres etapas que marcaron a la muestra desde sus comienzos.

En un primer período, es pensada desde un punto de vista inclusivo y participativo. En contraposición, durante la segunda etapa la muestra empieza a ser vista como una unidad de negocio en el que las alianzas con el sector privado ganan mayor terreno. Y por último, una tercera atravesada por la pandemia de la covid-19. A lo largo de estos tres ciclos podemos ver cómo Tecnópolis se constituye como un campo en permanente disputa en donde se intentan legitimar distintos sentidos culturales y sociales en torno al desarrollo científico-tecnológico del país.

Durante su primera etapa, la muestra invitó al público a entrar en la era de la ciencia y la tecnología a través de una impronta federal e interdisciplinaria. La resignificación de un espacio en el que antes había funcionado un cuartel militar del terrorismo de Estado dio lugar a un sitio democrático y de participación colectiva. Se trató de un lugar abierto y gratuito que buscaba democratizar el acceso al conocimiento científico.

Con la asunción de Cambiemos en 2015, Tecnópolis inicia una etapa de transformaciones que impactan en la calidad y diversidad de las propuestas. A su vez, las autoridades del parque establecieron alianzas con empresas privadas para que este sector desarrollara allí sus actividades con el fin de recaudar fondos y disminuir la inversión pública. Esto implicó una disminución de las actividades libres y gratuitas frente al aumento de shows privados.

Además, la discontinuidad de la primera fase de Tecnópolis se vio reflejada tanto en el plano discursivo como territorial. Esta última se hizo fuertemente presente con el desmantelamiento del parque “Mundo Zamba”, un lugar muy representativo para todos los niños en materia educativa ya que los acercaba a la historia argentina.

Estos cambios nos permiten trazar un paralelismo con las políticas públicas implementadas en materia de comunicación y cultura. En el caso de los medios públicos, por ejemplo, el ajuste presupuestario a Canal Encuentro, Paka Paka y DeporTV produjo una pérdida de contenidos que afectó su enfoque cultural y educativo.

En diciembre de 2019, con la llegada de las nuevas autoridades, se inicia una tercera etapa caracterizada por la irrupción de la pandemia. Tecnópolis se vio transformado en un espacio para contener y afrontar la crisis sanitaria. Durante 146 días el parque funcionó como un centro extra hospitalario que atendía y aislaba a los pacientes asintomáticos o con síntomas muy leves de Covid-19.

Ni la cultura ni la ciencia fueron dejadas de lado en esta reconversión. El arte, el cine y la literatura se hicieron presentes en cada uno de los espacios. Con un panorama más alentador, en abril de este año, el parque Tecnópolis se transformó en un centro de vacunación que recibió a miles de personas y hoy su reciente reapertura siembra expectativas de cara al futuro.

De esta manera, Tecnópolis se construye desde su surgimiento como un escenario de lucha donde confluyen distintas valoraciones e interpretaciones que revelan el posicionamiento del Estado frente a la producción, la distribución y el acceso de los bienes simbólicos de la ciencia y la cultura.

* Licenciadas en Comunicación Social (UNM). Integrantes del Centro de Estudios de Medios y Comunicación DHyCS- UNM.